Monday, June 04, 2007



REFLEXIÓN SOBRE EL MODELADO.

Hay una actitud lógica de equiparar el modelado al dibujo. Tanto dibujar como modelar son procesos que bajo mi punto de vista siguen las mismas pautas de construcción, y en él intervienen diferentes factores que nos pueden parecer tan insospechados como a la larga inseparables del mismo. El modelado como el dibujo trabajan sobre las mismas cuestiones. Partimos de una estructura a la que conferimos una forma abocetada para llegar al último campo o nivel de acabado, en la que buscamos la consecución de diversos factores equiparables en ambas disciplinas: hablamos del volumen, el carácter o la personalidad de la pieza, etc. Tanto en el modelado como en dibujo los esfuerzos se concentran en las líneas de fuerza, las líneas de contorno, las luces, las sombras, los planos y la proporción. Ambas disciplinas trabajan la adición o sustracción de material, sólo difieren en el soporte. Tanto el modelado como el dibujo son campos de conocimiento, mediante ellos logramos materializar el abstracto concepto de la idea, a través de un simple boceto, que luego podemos proyectar o bien hacia una mímesis perfecta de la idea, o bien evolucionarla para que dé lugar a una entidad diferente en aras de otras necesidades funcionales o estéticas.
Bajo mi propia experiencia, modelar responde entre otras cuestiones a la necesidad de tocar, de palpar, de retorcer, de apretar. Y siento cómo esta necesidad puede tener su origen en nuestra infancia. De pequeños, incluso mucho antes de caminar, una de las primeras formas de aprendizaje es la táctil, el reconocimiento del mundo a través del tacto. El bebé todo lo quiere manosear, mover, así como testear el peso para posicionarse y medirse en cuanto al objeto. Se trata pues de tocar, palpar, acariciar y abrazarlo todo. A la vez vemos como ese mismo niño puede sosegar su llanto ante el calor de una caricia maternal. Es ésta una sensación de aprendizaje que seguimos usando de mayores para valorar la capacidad de conocimiento sobre un objeto, tanto necesitamos sentir la rugosidad de un papel de alto gramaje como necesitamos sentir la textura de la piel de aquella persona que es capaz de exaltar nuestros sentimientos. Una de nuestras mejores formas de expresión de cariño es el contacto físico y directo, la dulzura de una caricia. Como alumno de modelado me siento niño, en todo momento aprendo cosas nuevas en mi relación con lo que amaso y retuerzo.

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